Porque justo entonces, te enamoras, sin venir a cuento, sin saber porque, pretender engañarte no es la mejor solución. Haces como que no duele, como que no existe ese sentimiento, pero no es así.
Sabes que ese maldito cabrón ha jugado sucio, ha ido a atacar donde mas duele, pero también sabes que ese mismo cabrón es aquel que su mirada te queda embobada, el que te mira y sonríes, sin saber por qué, el que su sonrisa es como si te apretaran el corazón, como si te faltara el aire, que ese maldito cabrón es aquel que te hacía, incluso ahora te hace sonreír, es aquel que te mordía la lengua, el que te decía idiota o fea mientras te besaba.
Y sabes que es él, que es él quien esta en tu cabeza, incluso en tu corazón, y no te engañes, no quieres que se vaya de ahí, no quieres que se vaya ni de tu corazón ni de tu cabeza.